Muchos nos hemos sentido abandonados. Algún ser querido nos dejó, nos ignoró o cuando necesitábamos más ayuda nadie nos tendió la mano. El apóstol Pablo nos enseña a no desanimarnos en estas circunstancias.
Jesús siempre esta con nosotros. Cuando nuestra fe esta en El y nos relacionamos con el Espíritu Santo su compañía siempre estará con nosotros.
Él es un amigo que nunca nos dejará. Su amistad es la relación más importante que tenemos, abrazarnos a su palabra nos ayudará a recordarlo cada día.
En Dios están nuestras fuerzas. A través del Espíritu Santo accedemos al poder de su gracia. Si dependemos del Señor, encontraremos la fortaleza que solo Él puede dar.
Anhelemos la liberación. El Señor rescató al apóstol Pablo y lo libro de toda mala situacion. El sabía que podía confiar en Dios siempre.
Pablo vivió muchos momentos fuertes sin la ayuda de sus amigos. Pero su actitud se mantuvo esperanzada porque Cristo era su Amigo fiel.
“Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león”.2 Timoteo 4:16-18
¡Elijo ser amigo de Dios!