El Asperger es un trastorno del neurodesarrollo que comparte muchos aspectos con
los trastornos del espectro autista.
Los niños con Asperger suelen ser diagnosticados tarde porque generalmente no
tienen dificultades en el desarrollo del lenguaje y su desarrollo cognitivo es normal.
Se estima que en Estados Unidos hay 80 casos por cada 10.000 niños.
El 18 de febrero es el Día Internacional del Síndrome de Asperger. Es un trastorno del
neurodesarrollo que comparte con los trastornos del espectro autista (TEA) dos
síntomas destacados:
Deficiencias en la comunicación y en la interacción social.
Patrones de comportamiento e intereses restrictivos y repetitivos.
El síndrome de Asperger se caracterizada por:
Un funcionamiento social anormal.
Pobre coordinación motriz.
Comportamientos repetitivos.
Patrones de expresión del lenguaje extraños.
La doctora Rosario Cazorla es neuropediatra del Hospital Universitario Puerta de Hierro-
Majadahonda de Madrid. Como explica, “las personas con síndrome de Asperger tienen
problemas para mantener interacciones recíprocas, hacer nuevos amigos y participar en
los juegos imaginativos no estructurados. Sus deficiencias en la comunicación no verbal
dan lugar a que no puedan descifrar adecuadamente el lenguaje no verbal, como los
gestos, las expresiones faciales o el lenguaje corporal. También hacen una interpretación
literal de las expresiones verbales y no entienden bien las bromas”.
Por otro lado, como indica la experta, su participación en las conversaciones es, con
frecuencia, “inapropiada. Esto es debido a sus intereses particulares poco habituales –
como la ciencia, la astronomía o los animales- unido a la facilidad para retener pequeños
detalles, pueden parecer pequeños expertos y algo pedantes a los ojos de sus
compañeros”.
Respecto a los comportamientos repetitivos, a veces tienen rutinas obsesivas y
pequeños cambios en esas rutinas les generan un gran malestar. “Todo ello puede
provocar situaciones de exclusión social especialmente en los años de vida escolar.
Además, los niños con TEA necesitan una estructura, debido a que los cambios en sus
rutinas o las nuevas relaciones les origina un gran malestar”, advierte la doctora.
Las personas con síndrome de Asperger desarrollan otras condiciones psiquiátrica, al
igual que otros trastornos del espectro autista, como:
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Depresión.
Ansiedad.
Trastorno bipolar.
Síndrome de Tourette.
Trastorno obsesivo-compulsivo.
El diagnóstico de este trastorno -y de los problemas asociados- va a mejorar el
desarrollo adecuado y la calidad de vida de los niños y los adultos con síndrome de
Asperger. Sin embargo, como señala la experta, “los niños con síndrome de Asperger no
asocian discapacidad intelectual ni trastorno del lenguaje. Y hasta un 10% de los casos
puede llegar a tener altas capacidades o un mayor desarrollo en algunas áreas”, lo que
permite un aprendizaje dentro de la normalidad y facilidad para afrontar las terapias
psicológicas.
Los padres de los niños con trastorno del espectro autista pueden identificar señales de
alarma como que el niño:
No fija la mirada.
No sonríe cuando le sonríen.
Muestra poca expresividad en la cara.
No le interesan los otros niños.
No habla.
Hace gestos raros con los brazos.
Como los niños con síndrome de Asperger no tienen dificultades en el desarrollo del
lenguaje y su desarrollo cognitivo es normal, suelen ser diagnosticados tarde, en la
época escolar, entre los 5 y 9 años. O en la adolescencia, cuando se establecen más
situaciones de reciprocidad social.
¿Se conocen las causas?
Actualmente con el desarrollo de las técnicas de estudio genéticos se están
describiendo muchos genes relacionados con el autismo y otros trastornos del
neurodesarrollo, especialmente en los casos que asocian un trastorno del desarrollo
intelectual y comorbilidad grave como epilepsia.
“En los últimos años se ha hablado de factores ambientales que aún no conocemos, como
modificadores en la modulación de la expresión de algunos genes”, señala la doctora
Cazorla.
¿Cómo se trata?
La intervención temprana es fundamental, porque es cuando el niño desarrolla su
aprendizaje para adaptarse a todas las situaciones sociales. “Logra mejorar las
habilidades de comunicación social y minimizar la gravedad de los síntomas. Las terapias
están basadas en el desarrollo e implican a la familia, porque se pueden aprovechar
situaciones en la vida cotidiana en las que se puede establecer una comunicación y
extrapolarlas a otras situaciones. Los padres y las madres, junto a los terapeutas, pueden
reforzar las terapias consiguiendo un impacto positivo en su calidad de vida”, indica.
¿Qué papel juega el colegio?
Para la doctora Cazorla, “el colegio tiene un gran impacto en el desarrollo emocional de
los niños con síndrome de Asperger. Pueden sufrir intimidación o exclusión social. Estos
niños asocian dificultad a la hora de interpretar comentarios y gestos de sus compañeros,
generando gran ansiedad y baja autoestima en los niños. También se afecta el progreso
académico debido a dificultades en la abstracción y comprensión lectora”.
Existen protocolos en los centros educativos con adaptaciones y apoyos pedagógicos
centrados en los niños. Muchos centros educativos poseen un aula preferente donde se
trata en pequeño grupo la comunicación social y se manejan las dificultades en la
regulación de conducta.
“Sobre todo, hay que facilitar que el entorno sea amistoso y que, para evitar rechazos o
abusos, puedan adaptarse tanto el niño con síndrome de Asperger como sus compañeros.
Hemos de informar, ayudar a que los niños sin trastorno del espectro autista puedan
comprender y convivir con normalidad con ello. Son los futuros adultos que se
encontrarán en los diferentes entornos sociales como el entorno laboral”, concluye.
¿Cuántos niños con TEA hay en Estados Unidos?
Los datos de Statista de 2022 señalan que hay 80 casos por cada 10.000 niños.