2° Reyes 2:1Después de esto aconteció que David consultó a Jehová, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón.
2:2 David subió allá, y con él sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail, la que fue mujer de Nabal el de Carmel.
2:3 Llevó también David consigo a los hombres que con él habían estado, cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón.
2:4 Y vinieron los varones de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá. Y dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad son los que sepultaron a Saúl.
2:5 Entonces envió David mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles: Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis hecho esta misericordia con vuestro señor, con Saúl, dándole sepultura.
2:6 Ahora, pues, Jehová haga con vosotros misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que habéis hecho.
Cuando escuchas la palabra mentor, espero que se te venga a la memoria el nombre de una o varias personas muy significativas en tu vida.
El diccionario define esta palabra como consejero o guía. Fueron esas personas quienes se tomaron su tiempo para invertir en ti y te guiaron en alguna etapa de tu vida. Con su ejemplo, y muchas veces gracias a su amor, el resultado ha sido que eres alguien de bien, y más aún, en el caso de los creyentes, siervos efectivos de nuestro Señor.
Un ejemplo de mentor fue el profeta Elías, quien jugó un papel fundamental en el desarrollo de Eliseo, el primero lo encontró trabajando hábilmente en el campo y lo invitó a que fuera su pupilo (1° Reyes 19:16); de esta forma lo preparó para una vida de servicio.
Cuando Elías estaba muriendo, Eliseo tuvo la oportunidad de abandonarlo, pero no lo hizo, más bien le dijo repetidamente estas palabras: “¡Vive el Señor, y vive tu alma, que no te dejaré!” (2° Reyes 2:2). Su fidelidad hizo que también Dios lo utilizara de forma extraordinaria.
El ejemplo perfecto de mentor lo tenemos en nuestro Señor Jesús, quien fue el mentor de sus discípulos, y también los preparó para ser hacedores de discípulos (Mateo 28:19).
En un momento de la vida todos necesitamos a un mentor(a) de lo que significa verdaderamente seguir a Jesús, y llegado el momento también nosotros tendremos el privilegio de ser mentores de otras personas.
Entonces oremos a Jesus … “Señor, danos el valor, paciencia y ánimo para cumplir con la tarea de ser hacedores de discípulos”.
Jesus nos dejó un gran ejemplo en estas palabras… “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mateo 16:24).
Hno. Gunder