Salmos 31:1 En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás;
Líbrame en tu justicia.
31:2 Inclina a mí tu oído, líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.
31:3 Porque tú eres mi roca y mi castillo;
Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.
31:4 Sácame de la red que han escondido para mí,
Pues tú eres mi refugio.
31:5 En tu mano encomiendo mi espíritu;
Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
31:6 Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias;
Mas yo en Jehová he esperado.
31:7 Me gozaré y alegraré en tu misericordia,
Porque has visto mi aflicción;
Has conocido mi alma en las angustias.
31:8 No me entregaste en mano del enemigo;
Pusiste mis pies en lugar espacioso.
Una aprendiz de piloto, narró en un artículo su tercer y casi último vuelo sola. Había estado practicando una maniobra a 5000 pies de altura cuando perdió el control de su avioneta y empezó a dar vueltas precipitándose hacia la tierra. Después de algunos segundos de pánico recordó las palabras de su instructor: “Si algún día empiezas a dar vueltas con tu avioneta, suelta los controles. Recuerda está hecho para volar sola”.
Ella se gritó a si misma varias veces: “¡Suéltala!”. Finalmente, y contra sus propios instintos quitó las manos de los controles y se tapó por un momento la cara. Luego de desviarse y seguir cayendo, la avioneta empezó a nivelarse volviendo poco a poco a la normalidad. A causa de este incidente la aeronave había descendido más de un kilómetro, pero sobrevivió ya que tuvo fe al soltar los controles.
¡¡Amigos (as)!! … Esta historia ilustra de una manera muy realista y vivencial lo que significa confiar en Dios en tiempos de crisis. Por supuesto, es difícil de lograr cuando parece que nuestra vida está dando vueltas sin control. La cabeza nos dice que nos rindamos al pánico, que dudemos de las instrucciones, que ignoremos lo aprendido y que desobedezcamos lo que sabemos que está de acuerdo con Su Palabra; en resumen, que tratemos de hacer las cosas sin Él.
En el Salmo 31, David clamó al Señor en sus momentos de angustia. Era consciente de que su única esperanza radicaba en poner su situación en manos de Dios y confiar en Él.
Así que si tu vida está dando vueltas recuerda, ¡suelta el control y deja que Dios lo tome! La mejor manera de manejar un problema es, descansar en Dios y ser lo suficientemente humilde para aceptar Su dirección.
Dice la Biblia: “Porque tú eres mi roca y mi fortaleza, por amor de tu nombre me guiarás y me encaminarás.” Salmos 31:3.
Hno. Gunder.