¿ESTÁS CONECTADO?

Salmo 119:33 Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos,
Y lo guardaré hasta el fin.
119:34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley,
Y la cumpliré de todo corazón.
119:35 Guíame por la senda de tus mandamientos,
Porque en ella tengo mi voluntad.
119:36 Inclina mi corazón a tus testimonios,
Y no a la avaricia.
119:37 Aparta mis ojos, que no vean la vanidad;
Avívame en tu camino.
119:38 Confirma tu palabra a tu siervo,
Que te teme.
119:39 Quita de mí el oprobio que he temido,
Porque buenos son tus juicios.
119:40 He aquí yo he anhelado tus mandamientos;
Vivifícame en tu justicia.

Un joven de nuestra iglesia me contó la siguiente situación que vivió. Una mañana, se despertó y descubrió que no funcionaba su conexión a Internet tanto fija, como móvil. De inmediato llamó al proveedor del servicio y le dijeron que había ocurrido una avería masiva en esa zona y los técnicos no podrían repararla sino hasta el día siguiente. En ese momento entró en pánico al pensar que estaría sin conexión durante tantas horas y pensó: “¿Cómo voy a sobrevivir?”

Al pensar en la reacción de este joven me pregunté: ¿Acaso yo también entraría en pánico si mi conexión con Dios se interrumpiera durante un día?

La verdad es que nuestra conexión con Dios se mantiene en la medida en que pasemos tiempo estudiando su Palabra, oremos y compartamos con otros lo aprendido. Entonces, ello implica ser “hacedores de la Palabra” como dice Santiago 1:22.

El escritor del Salmo 119 también reconocía la importancia de estar conectado con Dios. Le pidió que le enseñara sus estatutos y que lo hiciera entender su ley (vv. 33-34). Más tarde, oró para poder cumplirla de todo corazón (v. 34), andar en los mandamientos divinos (v. 35) y quitar su mirada de las cosas intrascendentes (v. 37). Al meditar en la Palabra de Dios y luego aplicarla, el salmista se mantenía “conectado” con Él.

El Señor nos ha dado su Palabra para que sea como una lámpara que alumbre nuestros pies, y una luz que ilumine nuestro camino, en resumen, para guiarnos a Él.

Y la pregunta es … ¿Entras en pánico cuando no estás conectado con Dios?  La solución es más sencilla de lo que crees, habla otra vez con Él, estudia su Palabra y sobre todo compártela con otros.

Todas mis reflexiones tienen incluida una lectura bíblica que no está ahí por casualidad, está para que inicies tu tiempo devocional con esa lectura, luego de eso ores, después leas la reflexión y finalmente, por medio de los desafíos finales pongas en práctica lo aprendido.

Dice la palabra del Señor ….  “Pero sean hacedores de la palabra, y no solamente oidores engañándose a ustedes mismos” (Santiago 1:22).

 

Hno. Gunder.