Lucas 10:3 Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos.
10:4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino.
10:5 En cualquier casa donde entréis, primeramente, decid: Paz sea a esta casa.
10:6 Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.
10:7 Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa.
Jesús les hace una serie de advertencias a estos setenta y dos, en esta comisión tan particular. Enfrentarían peligros espirituales y físicos, debían viajar ligero (ni monedero, ni bolsa, ni sandalias); no significa que fueran sin nada, el punto es que no iban de paseo, era un viaje de trabajo. Otras indicaciones fueron no saludar a nadie; ello no significa que fueran maleducados o groseros, como se dice en algunos países, sino que el visitar, en los tiempos de Jesús implicaba una larga ceremonia, que a menudo terminaba en una cena; pero para este grupo no había tiempo que perder en formalidades. Debían establecer un centro de operaciones (hospedaje) por lo tanto no debían andar de casa en casa.
Después de esto el Señor les comparte una serie de lineamientos con respecto a la gente, con la cual compartirían el mensaje de las buenas nuevas del evangelio; por ejemplo, deberían ser agradecidos por las atenciones de quieres los recibían, y no debían sentir pena al recibirlas, pues el obrero es digno de su sueldo.
Sin embargo, aquellas personas que rechazaran el evangelio, aun habiendo visto y oído a Jesús y su mensaje, tenían un gran peso sobre los hombros, sería un error fatal el rechazar la invitación al evangelio.
Haber escuchado el evangelio y rechazarlo, los hacia culpables del pecado de la soberbia, por eso el castigo profetizado para los habitantes de Corazín, Betsaida y la misma Capernaúm era tan fuerte, por haber visto y vivido el mensaje de vida de Jesús y rechazarlo, resultó ser un mensaje de condenación para estas personas.
El mensaje de salvación tiene sólo dos posibles efectos para quien los escucha: de salvación o de condenación.
Debemos ser agradecidos con las personas que apoyan la extensión del evangelio, la paz sea para con ellos.
Jesús nos enseña a ser personas de paz… “Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa”. Lucas 10:5.
Hno. Gunder.