CAMINOS DIFÍCILES

Salmos 142:1 Con mi voz clamaré a Jehová;
Con mi voz pediré a Jehová misericordia.
142:2 Delante de él expondré mi queja;
Delante de él manifestaré mi angustia.
142:3 Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda.
En el camino en que andaba, me escondieron lazo.
142:4 Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida.
142:5 Clamé a ti, oh Jehová;
Dije: Tú eres mi esperanza,
Y mi porción en la tierra de los vivientes.

En muchas ocasiones cuando las circunstancias de la vida no nos sonríen de la forma que deseamos, empezamos a desesperarnos y a perder nuestras fuerzas, el camino delante de nosotros luce muy largo y empinado. Y quizás decimos: “Dios no quiere que recorra este camino. Tiene que haber otro; un sendero más fácil de transitar”.

Tal vez sea la carga de un ministerio difícil, o la preocupación de un matrimonio complicado, cuidar a un padre anciano, u otros problemas que surgen en la vida diaria.  Pero ¿cualquiera de nosotros es lo suficientemente sabio como para saber que hay otro camino que nos convertirá en hijos mejores y más entendidos? La respuesta es no, nuestro Padre celestial sabe cuál es el mejor trayecto de todos para guiarnos a la madurez espiritual (Salmo 142:3).

Debemos recordar que Dios ya conocía este camino mucho antes de que nos llamara a recorrerlo. Siempre sube de las dificultades que experimentamos y conoce el dolor que jamás podemos explicarle a nadie, y como Él lo sabe, nos ofrece su compañía.

Sus caminos son más altos que nuestros caminos y sus pensamientos más elevados que los nuestros (Isaías 55:9). Con humildad, podemos tomar el sendero que nos ha señalado para hoy y hacerlo con absoluta confianza en su amor y sabiduría infinitos.

El Señor es más sabio y más amoroso de lo que podamos imaginarnos. Dios lo ve todo y ha previsto cada detalle, EL no nos llevará por el camino equivocado (Salmos 142:3).

Sé que ahora parece difícil confiar, pero Dios siempre ha tenido el control de todo, ten fe y sé valiente, y en tu oración ora como el salmista …  “A ti clamo, oh Señor. Digo: Tú eres mi refugio y mi porción en la tierra de los vivientes” (Salmos 142:5).

Hno. Gunder.