LA MEJOR MANERA

Hebreos 8:1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
8:2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.
8:3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.
8:4 Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;
8:5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.  

 Vivimos en un tiempo donde la innovación es constante. Cada año tenemos un teléfono más potente y rápido que el anterior, los autos más eficientes y tenemos mejores aplicaciones para facilitarnos la vida, atrás quedaron los tiempos del ábaco (instrumento utilizado para contar) y del Modelo T (el primer auto de Ford que utilizó el modelo de línea de producción).

Dios es el originador de las mejores maneras. El autor de Hebreos dice que los sacrificios de animales eran sólo una “sombra de las cosas celestiales”, ya que Cristo y Su muerte en la cruz, son las realidades (He. 8:5; 9:11-15).

Antes de que Jesús viniera, la gente esperaba por el día de la Expiación, momento en el que el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo. Los judíos llaman a este día especial Yom Kippur. En el Lugar Santísimo era donde se encontraba el Arca de la Alianza, ahí el sumo sacerdote ofrecía la sangre de un animal puro en nombre de sí mismo y de los hijos de Israel.

Cuando Jesús vino a la tierra, algo mejor fue revelado. Él mismo se convirtió en nuestro Sumo Sacerdote, sacrificando Su vida y derramando Su sangre para expiar nuestros pecados. Ahora, cuando aceptamos el regalo de Su perdón, podemos regocijarnos de que la pena por nuestros pecados ha sido pagada y nuestra culpa eliminada.

La salvación a través de Cristo Jesús es la única manera en que podemos ser perdonados y tener comunión con Dios. ¿Has encontrado esta mejor manera o continúas tratando de hacerlo a tu manera?

El sacrificio de Cristo y Su Perdón es exactamente lo que necesitas y nada más para tener vida eterna. La escritura lo explica de esta manera …  “Por esta razón, también es mediador del nuevo pacto, para que los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna, ya que intervino muerte para redimirlos de las transgresiones bajo el primer pacto” (Heb. 9:15).

 

Hno. Gunder.