DIENTES Y GRUÑIDOS

Salmos 59:1  Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío;
Ponme a salvo de los que se levantan contra mí.
59:2 Líbrame de los que cometen iniquidad,
Y sálvame de hombres sanguinarios.
59:3 Porque he aquí están acechando mi vida;
Se han juntado contra mí poderosos.
No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová;
59:4 Sin delito mío corren y se aperciben.
Despierta para venir a mi encuentro, y mira.
59:5 Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel,Despierta para castigar a todas las naciones;
No tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad.
Selah
59:6 Volverán a la tarde, ladrarán como perros,
Y rodearán la ciudad.
Una familia fue de excursión a un parque nacional en donde se
podía acampar; era la primera experiencia de ese tipo para los
niños, por lo que estaban muy emocionados y hasta habían llevado
a la mascota de la familia, un perro pastor alemán de buen
tamaño.
Una noche, mientras estaban en las bolsas de dormir, un ruido los
despertó, entonces el padre encendió su linterna. Con la luz,
pudieron ver varios pares de ojos amarillos espiando entre las
sombras. Se trataba de un grupo de lobos que gruñían mostrando
los dientes y estaban rodeando al perro. Aunque los espantaron y
los niños metieron al perro en la tienda, luego de ese incidente, no
pudieron dormir más.
Al pensar en esa noche de terror, recuerdo lo que dice el Salmo
59 y veo la frase que David repite dos veces, de manera casi
idéntica: “Vuelven al anochecer, aúllan como perros…” (vv. 6, 14).
En el pasaje, el ejército de Saúl estaba acercándose para matar a
David y él lo sabía.
Pero esto también puede aplicarse a nosotros cuando hay
pensamientos que regresan amenazantes, en la noche, gruñendo y
mostrando los dientes, diciéndonos: “eres un fracasado”; “mira
dónde estás ¡perdiendo el tiempo en una iglesia mientras tus
amigos se divierten!”; “nadie te necesita”; “creer en Dios es tan
sólo para débiles mentales”, entre muchos otros más que nos
mortifican.

Cuando esto sucede, podemos recordar el amor incondicional e
infinito de Dios. Su inalterable fidelidad es nuestro refugio en la
noche oscura de la duda y el temor (v. 16). No importa cuán
amenazantes pueden ser tus adversarios, nadie se compara con el
creador del mundo.
Sé valiente, Jesús ha vencido: “Les he hablado de estas cosas
para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción, pero
¡tengan valor; yo he vencido al mundo!” (Juan 16:33).

Hno. Gunder.