A PESAR DE LOS DIAS LLUVIOSOS

1°Timoteo 6:1 Todos los que están bajo el yugo de esclavitud,
tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea
blasfemado el nombre de Dios y la doctrina.
6:2 Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por
ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y
amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y
exhorta.
6:3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas
palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es
conforme a la piedad,
6:4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y
contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos,
blasfemias, malas sospechas,
6:5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y
privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de
ganancia; apártate de los tales.
6:6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de
contentamiento;
6:7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada
podremos sacar.
6:8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con
esto.
Era una mañana lluviosa, y el paseo que habíamos planeado se
había cancelado, así que nos quedamos en casa mirando caer la
copiosa lluvia por la ventana.  En ese momento en medio del jardín
apareció un pájaro saltando de una rama a otra, y de repente bajó
al suelo, se comió un par de gusanos y luego subió a la rama de
uno de los árboles de mis vecinos.
Estando allí, a tan sólo unos metros de mí, comenzó su fuerte
trino; permanecí sentado durante más de 1 hora, disfruté de la
interpretación de este y otros pájaros que cantaban como
agradeciendo al Creador por aquella lluvia y el alimento que
estaban disfrutando.
El pájaro no se quejó de la lluvia, o del sabor de los gusanos, ni por
su color, sino que se satisfizo con lo que encontró.  Estaba
contento y saciado con lo que el Padre Celestial le había provisto.
Un ejemplo de lo contrario, sucedió cuando un niño cuyo papá era
una persona que se quejaba siempre, le dijo a su mamá: “Sabes, yo
sé que a mi hermanito le gustan las pizzas, a mi hermana mayor
las hamburguesas y a ti mami te gustan las pastas”.  El papá, se

molestó porque su hijo no lo mencionó y por ello le preguntó: “¿Y a
mí?, ¿qué me gusta a mí?”.  El niño de forma inocente le contestó:
“¡A ti te gusta todo lo que no tenemos!”.
El apóstol Pablo, respaldado por su testimonio dijo lo siguiente:
“No lo digo porque tenga escasez pues he aprendido a
contentarme con lo que tengo” (Filipenses 4:11). Sigamos el
ejemplo de Pablo, quejémonos menos y seamos más agradecidos.
Dios ha sido, es y será bueno con nosotros; basta de quejas, más
bien sé agradecido y trabaja con empeño.
La gratitud es el mejor terreno para que el gozo prospere.
Debemos seguir el consejo del escritor sagrado… “Sean sus
costumbres sin amor al dinero, contentos con lo que tienen ahora
porque él mismo ha dicho: Nunca te abandonaré ni jamás te
desampararé” (Hebreos 13:5).

Hno. Gunder.