UNA ACTITUD OPTIMISTA

21/12/2016 Convertirse en una persona optimista es fácil según la Ciencia SOCIEDAD ISTOCK

PROV. 15:13 El corazón alegre hermosea el rostro;
Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
15:14 El corazón entendido busca la sabiduría;
Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.
15:15 Todos los días del afligido son difíciles;
Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.
15:16 Mejor es lo poco con el temor de Jehová,
Que el gran tesoro donde hay turbación.
15:17 Mejor es la comida de legumbres donde hay amor,
Que de buey engordado donde hay odio.
15:18 El hombre iracundo promueve contiendas;
Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.
¿Qué opinas? ¿Existen sólo unas cuántas personas con una
actitud optimista, o es el optimismo una actitud que se puede
aprender?
En la misma pregunta podemos encontrar una respuesta: es un
asunto de actitud. Todo dependerá si queremos ver posibilidades
de aprendizaje, en lugar de ver los escollos de la vida, del
resultado de esta decisión, se determinará la forma en la cual
reaccionamos ante las circunstancias de la vida.
Unido a esto, hay estudios científicos que afirman que las
personas que se comportan de una manera más positiva, en
realidad se sentirán más felices.
El pensar y actuar positivamente posiblemente nos ayudarán en
algunas circunstancias de la vida, pero si en verdad quieres
disfrutar de un gozo verdadero, este sólo lo encontraremos en
Dios, y una vez que lo encontremos, se trasladará desde nuestro
interior hasta el exterior, por medio de acciones que demuestran
la paz que existe ahora en nuestros corazones.

  El proverbista lo describió de la siguiente forma: “El corazón
alegre hermosea la cara… pero el corazón contento tiene fiesta
continua.” (Prov. 15:13).  Cuando estamos alegres por dentro,
nuestros rostros no pueden más que mostrarlo.
¿Pero, cómo se logra un corazón contento? Lo primero es: “sé
agradecido con Dios, por su misericordia y sus bendiciones (Rom.
8:28). No es cuestión de fingir, sino de poner en práctica una
actitud optimista ante la vida, debido a la fe que depositamos en

Cristo. Esa fue la actitud que llevó a Pablo, preso por su fe, y
desde una fría cárcel romana a decir: “¡Regocíjense en el Señor
siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocíjense! (Filip. 4:4).
El optimismo verdadero, sólo puede proceder de una relación
constante y creciente con Dios. Si tienes en tu corazón el gozo de
Jesús, se verá en tu rostro.
“¡Regocíjense en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocíjense!
(Filipenses 4:4)

Hno. Gunder