CUIDADO CON LA TENTACION

Génesis 3:17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de
tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No
comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor
comerás de ella todos los días de tu vida.
3:18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a
la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo
volverás.
3:20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era
madre de todos los vivientes.
3:21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y
los vistió.
3:22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de
nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su
mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para
siempre.
Todos hemos estado tan cerca de una tentación que hemos
perdido nuestra perspectiva. Puedes haber estado involucrado en
algo tan pequeño como un rumor, del cual sabíamos no debíamos
esparcir con nuestros comentarios a otras personas, sin embargo
el impulso y el  “morbo” del chisme, bloqueó nuestro sentido del
amor por nuestros semejantes y nuestro buen juicio.
Adán y Eva se enfrentaron a un problema similar hace mucho
tiempo. Llegaron a estar tan preocupados y atraídos por UNA sola
especie de su jardín paradisíaco, que no pudieron ver el jardín
completo o el bosque lleno de una multiplicidad de árboles y frutos
que si podían disfrutar.
Y basta con mirar lo que esta tentación les y nos costó.  El Jardín
del Edén había sido creado especialmente para ellos. En el no
existía el mal, no había problemas, ni enfermedades, ni muerte.
Ellos disfrutaban de la compañía del Creador.
Sin embargo, se dieron por vencidos, renunciando a todo lo que
tenían, cuando lo único que tenían que hacer era NO comer del
fruto de aquel árbol prohibido.
Su error aún nos azota. ¿Cuántas veces nos perdemos el bosque
de la bondad de Dios, por la búsqueda del fruto de un sólo árbol
llamado tentación?
En ese momento puede que la tentación parezca abrumadora, la
idea tan irresistible, y nuestra lógica retorcida quiera justificar el

pecado, sin embargo, este no es camino que debemos escoger.
Piensa en todo lo que Adán y Eva dejaron atrás en el Jardín.
Ahora llena tu mente con las verdades de la Palabra de Dios y
confía en la guía y la fuerza del Espíritu Santo, momento a
momento. Entonces experimentarás la alegría de la bendición de
Dios, en lugar del placer temporal.
Te entrego algunos consejos para evitar la tentación:
–          Busca a Dios con todo tu corazón (Sal. 119:9-16).
–          Pon en práctica Su sabiduría (Prov. 8:1-11).
–          Resistan al diablo; acercarte a Dios (Stgo. 4:7-8).

Hno. Gunder.