
Marcos 3:16 a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro;
3:17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a
quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno;
3:18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de
Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, 3:19 y Judas Iscariote, el que le
entregó. Y vinieron a casa.
Primero Jesús llama a sus discípulos, los que están
comprometidos, aquellos que han dado y dejado todo para
seguirle. Mientras ellos llegaban al lugar acordado, Jesús se
comprometió a pasar toda la noche en la presencia de su Padre,
escuchándolo. A la mañana siguiente, Él llamo a los discípulos que
quiso para decirles la razón por la cual designó a algunos de ellos
como líderes. Jesús estaba designando líderes para: “que lo
acompañaran y para enviarlos a predicar y ejercer autoridad para
expulsar demonios.” -Marcos 3:14.
Estos son los hombres que Jesús nombró: “Simón (a quien llamó
Pedro); Jacobo y su hermano Juan, hijos de Zebedeo (a quienes
llamó Boanerges, que significa: Hijos del trueno); Andrés, Felipe,
Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón el
Zelote y Judas Iscariote, el que lo traicionó.” En este momento
estos doce hombres no sabían que uno de ellos iba a traicionar a
Jesús, pero Él lo supo desde el primer día. “Es que Jesús conocía
desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el
que iba a traicionarlo.” Juan 6:64
Quizá esta fue una razón por la cual Jesús pasó toda la noche
orando. Tal vez, cuando el Padre le reveló que Judas Iscariote era
quien lo iba a traicionar, tuvo varias preguntas para su padre.
Jesús conocía desde el principio quien lo iba a traicionar y
quienes no creían. Esta razón hace que su selección, formación y
envío de líderes capture más mi atención.
Jesús va a invertir el próximo año y medio de su vida capacitando
y formando estos líderes. No solamente los va a entrenar y formar,
también los va a amar. En Juan 15:9 les dice: “Así como el Padre
me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes.”
Piensa por unos minutos en el nombramiento y en el amor de
Jesús por sus primeros líderes. El mismo amor que Jesús tuvo por
esos apóstoles, lo tuvo para sus demás discípulos no elegidos
para ejercer esta función, y sigue siendo el mismo amor que hoy
tiene por ti y por mí.
El salmista lo escribió muy bien en el salmo 139:16 Mi embrión
vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
Él sabe quién eres y te llama por tu nombre, así como conocía el
nombre de sus discípulos.
Hno. Gunder.