A DONDE VAN TUS ORACIONES

Salmos 77:1Con mi voz clamé a Dios,
A Dios clamé, y él me escuchará.
77:2 Al Señor busqué en el día de mi angustia;
Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso;
Mi alma rehusaba consuelo.
77:3 Me acordaba de Dios, y me conmovía;
Me quejaba, y desmayaba mi espíritu. Selah
77:4 No me dejabas pegar los ojos;
Estaba yo quebrantado, y no hablaba.
77:5 Consideraba los días desde el principio,
Los años de los siglos.
Alguna vez has sentido que tus oraciones no le están llegando a
Dios.  Si te has sentido de esta forma no eres el único.
David Brainerd, fue un misionero a los pueblos indígenas de los
Estados Unidos, quien tenía la costumbre de anotar en un pequeño
diario, sus altibajos espirituales. En uno de esos momentos
escribió las siguientes palabras: “Duermo sobre una pila de paja,
mi trabajo es arduo y extremadamente difícil, y tengo
aparentemente muy poco éxito como para consolarme…Pero lo
que hace más soportables mis dificultades, es que Dios oculta su
rostro de mi”.
Al igual que este misionero, algunas veces parece que Dios no
escucha y pensamos como el salmista: “¿Se habrá olvidado Dios
de tener misericordia?” (Salmos 77:9) ¿Qué debo hacer?
Debes reconocer que tu experiencia no es única y que no has sido
desechado de la familia de Dios.
Busca a otros creyentes con quienes puedas compartir lo que
sientes y juntos puedan orar a Dios por lo que estás pasando
(1° Tes. 5:25).
Estudia las verdades de Dios en la Biblia y medita en lo que Él ha
hecho por ti en el pasado (Sal. 77:11).
Sigue orando con fe a nuestro gran Dios; aunque parezca que Él
permanece en silencio, debes recordar que Dios tiene un plan para
ti (Luc 18:1).
El creyente tiene el gran privilegio de contar con el Espíritu Santo
“…Y, asimismo, también el Espíritu nos ayuda en nuestras
debilidades; porque no sabemos cómo debiéramos orar, pero el
Espíritu mismo intercede con gemidos indecibles” (Rom. 8:26).

Nunca debes olvidar que nuestro Dios es hacedor de maravillas y
tú eres una de ellas; además, el Espíritu Santo intercede por ti
(Rom. 8:27).
Cuando de oración se trate, nunca debes desesperarte, sigue
esperando en su fidelidad. Nuestro Dios está vivo y te oye, no lo
olvides.
El salmista estaba seguro de esto por ese motivo escribió… “Tú
eres el Dios que hace maravillas; has manifestado entre los
pueblos tu poder” (Salmos 77:14).

Hno. Gunder.