UNA VOZ QUE CLAMA

Marcos 1:1 Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
1:2 Como está escrito en Isaías el profeta:
He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz,
El cual preparará tu camino delante de ti.
1:3    Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor;
Enderezad sus sendas.
1:4 Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de
arrepentimiento para perdón de pecados.
1:5 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de
Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando
sus pecados.
1:6 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de
cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre.
1:7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso
que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su
calzado.
Juan el Bautista emerge del desierto donde ha estado viviendo por
algún tiempo. Es posible que Juan fuera parte de la comunidad de
los “Esenios”. Hay muchas razones por las que podemos pensar
que esto sea así.
Primero, porque sus padres ya eran muy ancianos (Lucas 1:7), y es
posible que haya quedado huérfano a una edad temprana. Los
Esenios frecuentemente adoptaban a los huérfanos. Sabemos que
Juan ha pasado tiempo en las tierras salvajes y desérticas de
Judea y los Esenios se asentaron en la zona de Qumrán, en el
desierto de Judea, frente al Mar Muerto.  Juan y los Esenios
compartían una visión de un Mesías sacerdotal y una visión
conjunta de Isaías 40:3.
Tanto Juan como los Esenios llevaban una dieta muy limitada y
silvestre, además se abstenían de todo tipo de excesos.
Marcos 1:6 dice: “La ropa de Juan estaba hecha de pelo de
camello.  Llevaba puesto un cinturón de cuero, y comía langostas
y miel silvestre”.  Ambos practicaban la purificación del pecado a
través de lavamientos o bautismos en el agua.
Cuando Juan llega a escena en el registro bíblico, él ha estado en
el desierto y obviamente ha escuchado de Dios y tiene una misión.
Él es el que Dios ha escogido para preparar a la gente.  En Lucas
3:4 se nos dice de Juan, “…Una voz clama en el desierto: Preparen
el camino del Señor y enderecen sus sendas”.  Juan tenía un

llamado único en su vida, preparar a las personas para la venida
del Mesías.
Aunque Dios le había dado ciertas pistas, todavía no le había
revelado quien exactamente era el Mesías. Leemos en Juan 1:33:
“Yo no lo conocía; pero el que me envió a bautizar con agua me
dijo: Aquél sobre quien veas que el Espíritu desciende, y que
permanece sobre él, es el que bautiza con el Espíritu Santo”.   No
es hasta que Juan bautiza a Jesús que él descubre su verdadera
identidad de Mesías.  Por supuesto, Juan sabía que Jesús era su
familiar, pero no que Él era el Mesías hasta que vio el Espíritu
descender sobre Él y permanecer.
Considera el rol de Juan en la vida de Jesús, como el que prepara
el camino, y cómo somos llamados a anunciar el pronto regreso
del Mesías.
Así como Juan debemos estar dispuestos, a ser esa voz que clama
por compartir las buenas nuevas del Señor con el mundo, aunque
no nos quieran oír o nos desprecien, algunos sí escucharán.
“Así está escrito en el libro del profeta Isaías: “…Una voz clama
en el desierto: Preparen el camino del Señor y enderecen sus
sendas” -Lucas 3:4.

Hno. Gunder