EL VALOR DE UN RESCATE

1° Pedro 1:13  Por tanto, ceñid los lomos de vuestro
entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia
que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;
1:14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que
antes teníais estando en vuestra ignorancia;
1:15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros
santos en toda vuestra manera de vivir;
1:16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
1:17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas
juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el
tiempo de vuestra peregrinación;
1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de
vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas
corruptibles, como oro o plata,
1:19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin
mancha y sin contaminación,
Muchos estaban expectantes de las noticias en los medios.  Otros
oraban.  El capitán Scott O ‘Grady piloto de un F-16 había sido
derribado mientras volaba sobre Serbia. ¿Había sido asesinado o
capturado? ¿Estaba herido de gravedad? Las horas pasaban.
Cinco días pasaron. En el sexto día otro piloto interceptó un débil
mensaje proveniente de la radio de emergencia de O ‘Grady.
Estaba vivo, y procuraba de todas las formas posibles esconderse
de los soldados enemigos.
Inmediatamente todos los recursos necesarios fueron movilizados
para efectuar una audaz operación de rescate. O ‘Grady fue
rescatado por un helicóptero y sus compañeros y muchos en los
Estados Unidos celebraron este rescate.  La revista Newsweek
informó que el operativo y la maquinaria utilizada para el rescate
del piloto que fueron valorados en seis mil millones de dólares.
¡Amig@s!!! No podemos estimar el valor de un alma humana,
porque nunca podríamos calcular el precio que Dios pagó por
rescatarnos.
En gracia, motivado por Su amor, Él envió a su Hijo para ser
nuestro Salvador.  Jesucristo murió en la cruz y derramó Su
preciosa sangre para rescatarnos del reino de las tinieblas (1
Pedro 1:18).  ¡Si tomáramos todas las estrellas de todas las
galaxias y las transformáramos en oro, aun así, esa suma
incalculable, no podría comprar nuestra salvación!

Reconozcamos, por lo tanto, el agradecimiento que debemos
tener por ese regalo inmerecido, el cual nos debe llevar a tener
una vida de entrega total y obediencia a Aquel que dio todo por
nosotros. Jesús dio todo para mí, ¿cómo puedo yo darle menos?

Hno. Gunder