
Romanos 6:15¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la
ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.
6:16 ¿No sabéis que, si os sometéis a alguien como esclavos para
obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del
pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
6:17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado,
habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual
fuisteis entregados;
6:18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
6:19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que, así
como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir
a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación
presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
Desde el exterior, todas las cárceles se ven mal. Pero desde el
interior, algunas prisiones califican mejor que otras.
Hace ya algunos años, La Prensa Asociada; publicó la lista de las
10 mejores cárceles de la de los Estados Unidos, según los
privados de libertad. Incluida en la encuesta estaba la capacidad
de celdas, el servicio de televisión, la calidad de la comida, y los
derechos de visita.
Algunas cárceles proporcionan un ambiente libre de humo,
educación continua, y una buena biblioteca. La cárcel que obtuvo
el primer lugar fue la de Fairbanks Correctional Center en Alaska,
para citar algunas de sus facilidades: tiene una capacidad de 194
literas estilo dormitorio en celdas individuales, TV por cable,
visitas de contacto regulares y una variada y abundante comida.
¿Saben amigos(as)? … Eso me hizo pensar acerca de nuestra
relación con Cristo. Puede verse como una forma de privación de
libertad a una persona “desde el exterior.” Para un no creyente, la
obediencia a la fe parece confinar. Pero desde el interior, la
obediencia a Dios en realidad abre la puerta a un nuevo mundo de
libertades.
El apóstol Pablo, estaba familiarizado con el interior de una celda.
También sabía que tenemos un problema con el pecado y que no
es asunto del lugar donde nos encontremos es un asunto del
corazón. Pablo sabía que la esclavitud del pecado provoca un
hambre cada vez mayor que deshonra a Dios. Con la servidumbre
a Dios por el contrario viene un deseo cada vez mayor de hacer el
bien, de amar y de ser agradecidos por las libertades que no traen
ningún remordimiento.
En un tiempo fuimos prisioneros de nuestro pecado, controlados
por los malos caminos; pero entonces el Salvador nos hizo libres,
para servirle a Él y a otros, todos nuestros días.
La obediencia a Dios es la clave para la libertad.
Hno. Gunder.