PERDIDOS

JUAN 3:1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba
Nicodemo, un principal entre los judíos.
3:2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has
venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas
señales que tú haces, si no está Dios con él.
3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el
que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
3:4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?
¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y
nacer?
3:5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Un amigo tuvo una avería de su automóvil mientras visitaba a uno
de sus hijos quien vivía al otro lado de la ciudad junto a su familia.
Debido a eso habló con un conocido que tenía grúa, para que le
ayudara a transportar el automóvil de allí hacia el taller de su
mecánico de confianza.  Cuando le preguntó al hombre si le
enviaba su posición de GPS (Sistema de Posicionamiento Global),
el dueño de la grúa le contestó que no se preocupara, que él sabía
exactamente dónde estaba ese lugar; este hombre a menudo
presumía por tener un GPS interno, mejor que el de las
aplicaciones de los teléfonos inteligentes.
Pasaron los minutos que pronto se convirtieron en una hora y
luego se acumularon para completar las dos horas, entonces como
no llegaba, mi amigo lo llamó y le preguntó dónde estaba.  El
mecánico muy apenado le tuvo que decir que desde hacía más de
una hora estaba intentando llegar al lugar, pero sencillamente no
lo encontraba, por lo que mi amigo rápidamente le envió la
dirección de GPS y 10 minutos después estaba ahí.

¡Amigos(as)!!… Los creyentes tenemos el privilegio y la
responsabilidad de comunicarles a las personas, el camino exacto
para que puedan llegar al cielo, mismo que solamente se puede
transitar al tener una relación personal con Cristo (Juan 3:16).
Para ello es necesario compartirles el mensaje del evangelio y
ayudarles a darse cuenta de que, si siguen su propio “GPS”
religioso, como hacer buenas obras o esperar ser lo
suficientemente bueno, no los llevará al cielo. Si bien debemos

respetar las creencias de los demás, es preciso que con la guía
del Espíritu Santo les testifiquemos también sobre las malas
noticias del evangelio verdadero,  sobre el resultado de una vida
perdida sin rumbo y sin Dios, que es la muerte y la sepultura; y por
el contrario, las buenas nuevas del evangelio que implican aceptar
que nos equivocamos, que no podemos salvarnos a nosotros
mismos y que necesitamos aceptar el perdón que vino por medio
de la muerte salvadora de nuestro Señor Jesús y su posterior
resurrección.
Jesús lo expresó de una manera muy sencilla al decir: “Yo soy el
camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan
14:6).
No confíes en tu propio “GPS” terrenal, con el cual estás perdido,
el único que te puede guiar a Jesús es el Espíritu Santo (Jn 16:8).
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al
Padre sino por mí” (Juan 14:6).

Hno. Gunder