
Salmos 53:1 Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
Se han corrompido, e hicieron abominable maldad;
No hay quien haga bien.
53:2 Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido
Que buscara a Dios.
53:3 Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.
53:4 ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad,
Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan,
Y a Dios no invocan?
53:5 Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo,
Porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti;
Los avergonzaste, porque Dios los desechó.
53:6 ¡Oh, si saliera de Sion la salvación de Israel!
Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo,
Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
Cuando leo en los periódicos las ideas de los políticos de
tendencia izquierdista, y todo eso del nuevo orden mundial, no me
extraño, porque también paso en los locos años 60.
¡Si señoras y señores!!!!… Corrían los alocados años 60’s y un
grupo de “teólogos” llegó a la conclusión de que Dios estaba
muerto; leíste bien, los “teólogos” dijeron eso.
En su limitada opinión, indicaron que “el progreso del
conocimiento había hecho imposible que las personas pensadoras
creyesen en Dios”. Estos supuestos “pensadores” dijeron que
había llegado la hora de enterrar la idea de un Dios Todopoderoso
en la tumba de los mitos. No me imagino lo que hubieran dicho
otras personas, si hubieran vivido en nuestro tiempo.
En su momento Juan Calvino (1509-1564), declaró que todos
tenemos un sentido innato de la deidad. Es por esto que ningún
antropólogo ha descubierto tribus de ateos.
Para que pudiéramos matar la fe en Dios, sería necesario borrar
las estrellas del firmamento, convertir en caos todos los procesos
que vemos en la naturaleza y negar la existencia del aire que
respiramos y que no vemos. Dice el necio en su corazón: No hay
Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad;
No hay quien haga bien. ( Sal 53:1)… ¡Cuán insensato es negar la
existencia de Dios!
Cuando vamos por la vida ignorando sus preceptos y caminos de
manera egoísta, actuamos como si Dios verdaderamente estuviera
muerto. Muchas veces nuestras palabras y acciones hablan más
fuerte que las creencias que decimos tener. Dios es real, sin
importar que lo neguemos o intentemos ocultarle nuestras
vanidades, en lugar de eso debemos dejar que ocurra lo que una
vez dijo Juan el Bautista: “A él le es preciso crecer, pero a mí
menguar” (Juan 3:30), sólo de esta forma podremos conocer
realmente a Aquel que nos creó a Su imagen y semejanza.
Permite que tus palabras y acciones hablen de tu fe.
Dios es real, y tan real como tú.
“ Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido Que buscara a Dios”. (Sal 53:1).
Hno. Gunder.