CONDUCCION NOCTURNA

Salmo 119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra,
Y lumbrera a mi camino.
119:106 Juré y ratifiqué
Que guardaré tus justos juicios.
119:107 Afligido estoy en gran manera;
Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.
119:108 Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los
sacrificios voluntarios de mi boca,
Y me enseñes tus juicios.
119:109 Mi vida está de continuo en peligro,
Mas no me he olvidado de tu ley.
119:110 Me pusieron lazo los impíos,
Pero yo no me desvié de tus mandamientos.
119:111 Por heredad he tomado tus testimonios para siempre,
Porque son el gozo de mi corazón.
119:112 Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos
De continuo, hasta el fin.
Quizás sería más sencillo enfrentar una situación complicada, si el
Señor nos anticipara el resultado. Y por supuesto, no dudo que
“todas las cosas […] ayudan a bien” (Rom.8:28), pero ciertamente
al estar atravesando un tiempo difícil, todo sería más simple si
supiéramos qué aspecto tiene el “bien”, o cómo va a terminar la
historia.
No obstante, casi que, por regla, Dios no nos muestra a dónde nos
está llevando, tan sólo nos pide que confiemos en Él.  Podríamos
compararlo con la sensación que se tiene al conducir de noche.
Las luces del automóvil no pueden alumbrar todo el paisaje, ni nos
pueden mostrar el trayecto final, tan solo iluminan lo necesario
para no salirnos de la carretera.  Y por supuesto, esta situación no
nos desanima a continuar avanzando, pues tenemos la confianza
que, si seguimos la ruta demarcada, finalmente llegaremos a
nuestro destino.  Lo único que necesitamos en realidad es
suficiente luz para seguir adelante.
La Biblia se parece a las luces del automóvil en momentos
difíciles.  Está llena de promesas para que nuestra vida no se
salga del camino y caigamos en la zanja de la desesperación.  En
su Palabra, Dios nos promete que nunca nos dejará ni nos
desamparará (hebreos 13:5).  Nos asegura que conoce lo que tiene
pensado para nuestra vida: “Porque yo sé los planes que tengo
acerca de ustedes, dice el Señor, planes de bienestar y no de mal,
para darles porvenir y esperanza” (Jeremías 29:11).  Y también nos
indica que el fin de las pruebas temporales que afrontamos, es

convertirnos en mejores creyentes y no en personas fracasadas
(Santiago 1:2).
Así que, de la misma forma en la que confiamos en las luces al
conducir en la oscuridad, podemos confiar por completo en que
Dios sabe exactamente por donde está guiando nuestro andar de
fe.
Usemos siempre la Palabra de Dios, ella iluminará nuestro camino,
por algo el salmista escribió…. “Lámpara es a mis pies tu palabra y
lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105).

Hno. Gunder.