TODA LA VERDAD Y NADA MAS QUE LA VERDAD

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Juan 3:9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse
esto?
3:10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no
sabes esto?
3:11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y
lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
3:12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis
si os dijere las celestiales?
3:13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo
del Hombre, que está en el cielo.
3:14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es
necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
3:15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga
vida eterna.
Cuando una persona se presenta para dar testimonio ante un
tribunal de justicia, comúnmente se le realiza la pregunta: “¿Jura
usted, decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?”.
Anteriormente se incluía la frase: “o que Dios me castigue, si no
digo la verdad”; sin embargo, hoy todo está tan secularizado, que
se ha excluido a Dios en este tipo de instancias.
Decir la verdad ante un tribunal de justicia, es absolutamente
esencial debido que puede determinar el destino de una persona,
sea inocente o culpable; en algunos países puede significar la
diferencia entre la vida y la muerte, o muchos años de prisión.
Al leer nuestra lectura devocional, nos encontramos con una
conversación que ocurrió en medio de la noche entre Jesús y
Nicodemo, sobre un tema transcendental: el nuevo nacimiento y la
vida eterna.  El Señor hace uso de una afirmación que implica un
juramento: “De cierto, de cierto…” (Juan 3:11).
El uso de la palabra griega – ἀμὴν: Amen, Amen, también se puede
traducir como: “verdaderamente, verdaderamente”, “de verdad, de
verdad”, o “te digo la verdad”.  En el evangelio de Juan se utiliza
esta frase más de 25 veces.
El Señor no decide usar esta frase por simple casualidad, Jesús no
habló por Dios, era Dios mismo; de todas las personas que
hablaron en la Biblia, solamente Jesús agrega la palabra amen a
sus propias afirmaciones, declarando con esto que tenía la

autoridad para ratificar que su enseñanza era confiable y
verdadera.
Puedes estar seguro de que las palabras de Señor para nuestro
tiempo son completamente verdaderas, son la verdad y nada más
que la verdad, así que créelas y obedécelas.  ¡Saber la verdad es
cuestión de vida o muerte!
Jesús en sí mismo es la verdad, no necesitamos nada más (Juan
14:6).
Es por eso que la biblia dice… “De cierto, de cierto te digo que
hablamos de lo que sabemos; y testificamos de lo que hemos
visto. Pero ustedes no reciben nuestro testimonio” (Juan 3:11).

Hno. Gunder.