
Jeremías 18:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:
18:2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis
palabras.
18:3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba
sobre la rueda.
18:4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano;
y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
18:5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
18:6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa
de Israel? dice Jehová. He aquí que, como el barro en la mano del
alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.
Se dice que los dos momentos más cruciales en un vuelo, son el
despegue y el aterrizaje; en este último, entre otras muchas
cosas, el piloto tiene que realizar múltiples cálculos sobre el
clima, la velocidad, altitud, cantidad de combustible y sobre todo,
del ángulo de acercamiento o aproximación. Antes de aterrizar el
piloto debe realizar ajustes en la aeronave y en su vuelo, si no
aprendió bien este concepto en sus clases y toma una mala
decisión, la aeronave tendrá problemas a la hora de aterrizar e
incluso puede causar una tragedia.
Las actitudes son para la vida, lo que el ángulo de acercamiento
es para una nave. Las actitudes son la manera en la cual tomamos
las decisiones en la vida, son las que nos hacen reaccionar y
comportarnos de diversas formas. Las actitudes no son innatas,
ni accidentales, son reacciones que se aprenden y se absorben
con el tiempo, por lo tanto, podemos cambiarlas.
Nunca es tarde para cambiar, debemos entender que nuestras
actitudes, acciones y reacciones, se pueden volver a aprender. En
nuestra lectura devocional leímos el libro de Jeremías, ahí se nos
muestra como el alfarero da nueva forma a una pieza de barro que
se había echado a perder, pero lo más extraordinario es que la
convirtió en un vaso diferente. Lo que a nosotros nos parece
imposible de transformar, para el Gran Alfarero no lo es, aunque
muchas veces nos sintamos como una pieza que se echó a perder,
sólo tenemos que dejarnos moldear en Sus manos.
Aunque aún estamos muy lejos de llegar a ser las mejores
versiones de nosotros, cuando aceptamos Su guía y dirección, Él
sigue obrando y transformará nuestras actitudes, acciones y
reacciones, así seremos más como Él en su carácter y prioridades.
Un cambio de corazón en manos del Señor, traerá un cambio en tu
manera ser y hacer las cosas.
El Gran Alfarero continúa en el negocio de cambiar vidas, deja que
moldee la tuya.
Recordemos las palabras del profeta… ¿No podré yo hacer con
ustedes como hace este alfarero, oh casa de Israel?, dice el Señor.
He aquí que ustedes son en mi mano como el barro en la mano del
alfarero, oh casa de Israel” (Jeremías 18:6).
Hno. Gunder.