
HECHOS 20:17 Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a
los ancianos de la iglesia.
20:18 Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he
comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que
entré en Asia,
20:19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas
lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los
judíos;
20:20 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y
enseñaros, públicamente y por las casas,
20:21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento
para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.
20:22 Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin
saber lo que allá me ha de acontecer;
20:23 salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da
testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.
20:24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida
para mí mismo, con tal que terminé mi carrera con gozo, y el
ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del
evangelio de la gracia de Dios.
Cuando éramos niños, seguramente oímos la siguiente frase:
“Regresa a casa antes de que oscurezca”. En Bogotá
generalmente se oscurece muy temprano, y cuando estamos en
época de lluvia oscurece aún más temprano. Poder llegar seguro a
casa y antes de que oscurezca, constituye todo un éxito.
Robert McQuilkin, presidente por muchos años de Columbia
International University, expresó ese sentimiento al decir las
siguientes palabras: “Señor permíteme llegar a casa antes de que
oscurezca” … Y explicó esta frase de la siguiente manera: “Temo
no terminar bien, temo manchar tu honor, avergonzar tu nombre,
afligir tu corazón, pues dicen que pocos acaban bien”.
¿Saben amigos (as)?… Estas palabras, son muy similares a las que
usó el apóstol Pablo al enfrentar el peligro que le esperaba al
llegar a Jerusalén: “Sin embargo, no estimo que mi vida sea de
ningún valor ni preciosa para mí mismo, con tal que acabe mi
carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar
testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:24).
Es la gracia de Dios la que nos anima a continuar nuestro camino
por fe, pues en ella encontramos la fortaleza que necesitamos, así
que sigamos caminando y confiando en nuestro Señor.
Señor, ayúdanos a llegar a casa antes de que oscurezca. Porque la
carrera de la vida se corre con fe y se vive por gracia, y agregó el
apóstol… “Y ahora, hermanos, les encomiendo a Dios y a la
palabra de su gracia, a aquel que tiene poder para edificar y para
dar herencia entre todos los santificados” (Hechos 20:32)
Hno. Gunder