SIN ENGAÑOS

Lucas 6:27 Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros
enemigos, haced bien a los que os aborrecen;
6:28 bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os
calumnian.
6:29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al
que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.
6:30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo,
no pidas que te lo devuelva.
6:31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así
también haced vosotros con ellos.
6:32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?
Porque también los pecadores aman a los que los aman.
6:33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis?
Porque también los pecadores hacen lo mismo.
Si eres como la mayoría, muy raras veces lees todo el texto de los
contratos de servicios por Internet, o de otros servicios antes de
aceptar sus condiciones. Comúnmente tienen una gran cantidad
de páginas, la letra es pequeña y la mayor parte de la jerga legal
no tiene sentido para las personas comunes y corrientes.
Por esta razón me causó sorpresa cuando leí de un contrato
bastante singular por servicios en la nube. En lugar de ser una
licencia llena de palabras donde se le dice a la gente cómo no
usarla, la empresa brinda una sencilla bendición al instar a los
usuarios a utilizarla con buenas intenciones: “Que hagas bien y no
mal. Que encuentres perdón para ti y perdones a los demás. Que
compartas generosamente sin nunca tomar más de lo que das”.
Imagina por un momento lo que sucedería si se escribieran más
condiciones de contratos de servicios en forma de bendición, en
lugar de hacerlo en forma de documentos legales.
Después pensé: El contrato que Jesús hace con nosotros es así.
Él nos ofrece perdón del pecado, paz con Dios y la presencia del
Espíritu Santo. A cambio, lo único que pide es que hagamos el bien
(Gálatas 6:10), perdonemos como hemos sido perdonados (Lucas
6:37) y amemos a los demás como Él nos ama (Juan 13:34).
Lo maravilloso del contrato de Jesús con nosotros es que, a pesar
de que en ocasiones no cumplimos con todas las condiciones,
seguimos recibiendo la bendición al aceptar nuestros errores.

En tu relación con Jesús no existen engaños legales ni palabras
que nadie entiende, es tan clara como el agua y está llena de
beneficios eternos.
El apóstol Pablo tenía claro este concepto, por esa razón
escribió… “Por lo cual estoy convencido de que ni la muerte ni la
vida ni ángeles ni principados ni lo presente ni lo porvenir ni
poderes ni lo alto ni lo profundo ni ninguna otra cosa creada nos
podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor
nuestro” (Romanos 8:38-39).

Hno. Gunder.