PARA QUE ESTAMOS AQUI

Juan 4:39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad
creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio
diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.
4:40 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se
quedase con ellos; y se quedó allí dos días.
4:41 Y creyeron muchos más por la palabra de él,
4:42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho,
porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que
verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
4:43 Dos días después, salió de allí y fue a Galilea.
4:44 Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene
honra en su propia tierra.
Jesús ha venido con la misión de “hacer la voluntad del que me
envió” y con una estrategia: “terminar su obra”.  Nuestra misión es
hacer la voluntad del Padre que involucra “morir”. Pablo lo pone de
la siguiente manera en Gálatas 2:20 “He sido crucificado con
Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora
vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó
y dio su vida por mí.”  Nuestra misión es morir a nosotros mismos
y al pecado. Permitir que Jesús viva en nosotros y a través de
nosotros para hacer Su obra.
Jesús también nos dejó una tarea que hacer y una estrategia que
seguir. La tarea es hacer discípulos que a su vez hagan discípulos.
Que hagamos lo que Él hizo, y que caminemos como lo hizo Jesús.
Jesús nos dice en Mateo 28:19 “Por tanto, vayan y hagan
discípulos de todas las naciones…” Así que, ¿cómo te va en hacer
la voluntad y la obra del Padre?… Tú y yo estamos en la tierra por
una razón.  Estamos acá para morir a nuestro egoísmo y pecado
para vivir por Cristo.
Estamos para morir a nuestro ego y obedecer humildemente a
Dios al hacer Su obra a Su manera y no a la nuestra. Mientras las
personas del pueblo de Sicar se acercaban al pozo, Jesús estaba
diciéndole a sus discípulos: “¡Abran los ojos y miren los campos
sembrados! Ya la cosecha está madura.”  Los discípulos de Jesús
comprenden el mensaje, sus ojos se abren y son cambiados para
siempre.  Jesús les dice “Síganme”.

En Sicar nuevamente, sus discípulos quitan su mirada de ellos y
ahora la dirigen a la cosecha que espera en el pueblo.  Ellos se
quedan con Jesús y comparten por dos días en la cosecha.  Dos
días de duro trabajo, cosechar lo que Juan el Bautista ha estado
preparando: a las personas.  La mujer también ha trabajado duro
al llamar a su gente y que estos respondan al llamado de: “Ven y
Ve”.  ¿Quién en tu vida necesita ser preparado y necesita que se le
llame al “Ven y Ve”?
“Muchos de los samaritanos que vivían en aquel pueblo creyeron
en él por el testimonio que daba la mujer” y “muchos más llegaron
a creer por lo que él mismo decía”.
Mira su declaración de fe: “Ya no creemos sólo por lo que tú
dijiste —le decían a la mujer—; ahora lo hemos oído nosotros
mismos, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del
mundo.”
Piensa hoy en la obra que Jesús vino a hacer. Ora por ti hoy para
que Dios te use en Su obra.
“Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su
obra —les dijo Jesús—”.  -Juan 4:34

Hno. Gunder.