LAS LECCIONES DE LA VIDA

Salmos 119:65 Bien has hecho con tu siervo,
Oh Jehová, conforme a tu palabra.
119:66 Enséñame buen sentido y sabiduría,
Porque tus mandamientos he creído.
119:67 Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba;
Mas ahora guardo tu palabra.
119:68 Bueno eres tú, y bienhechor;
Enséñame tus estatutos.
119:69 Contra mí forjaron mentira los soberbios,
Mas yo guardaré de todo corazón tus mandamientos.
119:70 Se engrosó el corazón de ellos como sebo,
Mas yo en tu ley me he regocijado.
Unos años antes de la Gran Depresión en los Estados Unidos,
Harold Gray creó una tira cómica llamada “Anita la huerfanita”, la
cual tuvo tanto éxito que en 1930 fue llevada a la radio donde su
éxito prosiguió, y en el año 1977, se creó la comedia musical
Annie que ha sido llevada al cine en múltiples ocasiones.
En una de sus escenas más emblemáticas encontramos a Anita en
un orfelinato, donde a las niñas se les obliga a limpiar y lavar
hasta altas horas de la noche.  En la canción que interpretan en
esa escena sale a relucir lo que esta vida significa para ellas: “Es
la vida dura para nosotras.  Nadie se preocupa por ti, una pizca,
cuando estás en un orfelinato. La vida es dura.”
¿Saben amigos (as)? … Cuando se piensa en la “escuela de la
vida”, a muchos se les viene a sus mentes las experiencias
difíciles que les han enseñado grandes lecciones en su caminar.
Aunque como humanos tendemos a evitar el dolor, el creyente
puede aprender mucho de esos momentos.

El salmista comparte lo que hay en su corazón de la siguiente
manera: “Bueno me es haber sido afligido para que aprenda tus
leyes” (Salmos 119:71). Lo escribe porque la experiencia por la
cual estaba pasando en ese momento, era que su buen nombre
había sido manchado (Sal119:69) sin embargo, en esas
circunstancias tan complicadas, el salmista se dio cuenta que de
esa situación podía salir algo bueno, y que debía confiar más en
Dios y en Su Palabra.

¿Qué problemas enfrentas hoy? Compártelo con Dios, luego
estudia Su Palabra, agradécele por las cosas que están bien en tu
vida, y pídele sabiduría para aprender las lecciones que necesitas
de lo que estás viviendo.
Recuerda, Dios sigue siendo el Soberano aun en la “escuela de la
vida”. Las aflicciones no están diseñadas para destruirte, sino
para acercarte más a Dios con un corazón humilde y arrepentido.
Escribió el salmista… “Bueno me es haber sido afligido para que
aprenda tus leyes” (Salmos 119:71).

Hno. Gunder.