
1° Corintios 3:1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros
como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en
Cristo.
3:2 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces,
ni sois capaces todavía,
3:3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos,
contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como
hombres?
3:4 Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro:
Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?
3:5 ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio
de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno
concedió el Señor.
3:6 Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.
3:7 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que
da el crecimiento.
Mientras buscaba un regalo para un amigo miré unas tarjetas de
cumpleaños muy simpáticas, una de ellas tenía la siguiente frase:
“Sólo eres joven una vez, pero puedes ser inmaduro siempre”. Aún
me estaba riendo, pero después pensé en la verdad que encerraba
aquella frase en la tarjeta. No tener que crecer puede tener cierto
tipo de atractivo, es más, existe un síndrome llamado: Peter Pan,
el cual padecen las personas que se aferran en extremo a su
juventud o niñez.
También sabemos que la inmadurez perpetua es una conducta que
no ayuda a nadie en su vida, y es por ello que es en extremo
preocupante cuando esto se presenta en creyentes.
¿Saben Amigos (as) … Las personas que hemos depositado
nuestra confianza en Jesús, hemos nacido de nuevo y pasamos por
una etapa espiritual de recién nacidos.
Pero a diferencia del nacimiento biológico, se espera que dejemos
rápidamente esa etapa de bebés espirituales. Las Escrituras nos
impulsan a crecer cada día en nuestra relación con Dios.
Pablo le escribió a la iglesia de Corinto, que tenía un gran
problema de inmadurez; les indicó que los problemas por los
cuales estaban pasando, eran consecuencia de su falta de
desarrollo espiritual, y lo deja muy claro en 1° Corintios 3:1:
“hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a
carnales, como a niñitos en Cristo”.
Pero, ¿cómo podemos dejar de ser bebés espirituales? Sólo hay
un camino y lo indica 2° Pedro 3:18 “crezcan en la gracia y en el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. Esto lo
lograremos al hablar diariamente con Dios, estudiar Su Palabra y
compartir nuestro tiempo con otros que también quieren aprender
de Dios. (Salmo 119:97).
Como los Corintios, quizás ya sea tu hora de crecer. Es necesario
que tengas una relación constante y creciente con Dios, sólo así
mostrarás en tu vida el carácter y las prioridades de Jesús.
El apóstol Pablo enseña … “Así que, ni el que planta es algo, ni el
que riega; sino Dios, quien da el crecimiento.” (1° Cor. 3:7).
Hno. Gunder.