AGUA QUE DA VIDA

Juan 4:10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios,
y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te
daría agua viva.
4:11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo
es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
4:12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio
este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
4:13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta
agua, volverá a tener sed;
4:14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed
jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de
agua que salte para vida eterna.
4:15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo
sed, ni venga aquí a sacarla.
Jesús es el maestro del evangelismo.  Observen su técnica.  Él
inicia colocándose en una posición en la que necesita ayuda de
otra persona.  “Dame un poco de agua.”  A las personas les gusta
que les pidamos ayuda en algo, en vez de siempre tener todas las
respuestas para la vida.  Jesús se humilla a sí mismo y le pide a
esta mujer samaritana de beber.  Luego Él la involucra en la
conversación diciéndole: “Si supieras lo que Dios puede dar, y
conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le
habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.”  Jesús
acá la está llamando a un “Ven y Ve”.  Él la invita al diálogo y
luego le ofrece el regalo del agua de vida.  Esta mujer está ansiosa
de aprender de dónde Jesús va obtener esta agua de vida ya que
el pozo es muy hondo; así como Nicodemo sus ojos estaban
puestos en el mundo natural y no en su necesidad espiritual.
Jesús luego le explica gentilmente que hay un mundo natural y
uno espiritual.  En el mundo natural necesitamos agua del pozo y

siempre la vamos a necesitar.  Pero el agua que Jesús ofrece “se
convertirá en un manantial del que brotará vida eterna”.  Jesús
ofrece “agua viva”, con la cual ella nunca más tendría sed.  Ahora
esta mujer desea lo que Jesús tiene.

Jesús luego le da un giro a la conversación para decirle que Él es
el agua que ella desea.  Que Él es el esposo que ella no tiene
(Novio).  Esta mujer luego llama a Jesús “profeta” (Juan 4:19) y
redirige la conversación hacia la adoración religiosa y las
diferencias entre la religión judía y la religión samaritana.
Observa cuan perfectamente Jesús cambia la conversación de
una religión a una relación.

Jesús le dice que Dios el Padre no está buscando adoradores
religiosos sino verdaderos adoradores.  Dios está buscando a
personas que estén dispuestas a tener una relación con Él y que le
adoren en el poder y verdad del Espíritu Santo.  La mujer le
responde: “Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo. Cuando
él venga nos explicará todas las cosas”.  La mujer está lista para
la siega y Jesús le responde: “Ése soy yo, el que habla contigo.”

Toma algún tiempo hoy y medita en Jesús como “agua viva”. ¡Bebe
de Jesús hoy! No tienes excusa, Dios ha presentado su argumento,
Él es agua viva y tú estás sediento y Jesús es la única fuente de
agua. ¿Qué harás?

Hno. Gunder