ALABANZA EN MEDIO DEL DESIERTO

Salmos 63:1 Dios, Dios mío eres tú;
De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En tierra seca y árida donde no hay aguas,
63:2 Para ver tu poder y tu gloria,
Así como te he mirado en el santuario.
63:3 Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán.
63:4 Así te bendeciré en mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos.
63:5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma,
Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
63:6 Cuando me acuerde de ti en mi lecho,
Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
63:7 Porque has sido mi socorro,
Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
63:8 Está mi alma apegada a ti;
Tu diestra me ha sostenido.
Cuando nos encontramos en medio de problemas, se nos hace muy
difícil alabar a Dios, pues nuestra respuesta natural es quejarnos.
Pero el exaltar a Dios, cuando estamos en medio de problemas es
un aspecto importante para hacer crecer nuestra fe.
El salmista David, entendía esta verdad de una forma muy vívida,
pues la experimentó muchas veces en su vida.  Cuando escribió el
Salmo 63, se encontraba en el desierto huyendo de los enemigos
que querían matarlo.  El predicador británico Charles Spurgeon se
inspiró en este salmo para escribir el canto: “Himno del desierto”,
sus bellas palabras describen las emociones de las personas que
se encuentran pasando por circunstancias difíciles.
En el Salmo 63, David usa los ocho primeros versos para expresar
su anhelo y confianza en Dios, y lo expresa utilizando al menos 16
declaraciones que nos hablan del amor y la fe, por ejemplo:
“¡Oh Dios, tú eres mi Dios!” (v.1); “Porque mejor es tu
misericordia” (v.2);
“Porque tú eres mi socorro, bajo la sombra de tus alas cantaré de
gozo” (v.7);
“Mi vida está apegada a ti; tu mano derecha me sostiene” (v.8).

El salmo cierra con una fe plena, en que Dios al final triunfará, al
igual que los que confían en Él, pues recordemos que, si estamos
en Cristo, la vida presente es tan sólo el inicio de nuestro andar
con Dios.  “Por lo demás, hermanos, les rogamos y exhortamos en
el Señor Jesús que conforme aprendieron de nosotros acerca de
cómo les conviene andar y agradar a Dios, tal como están
andando, así sigan progresando cada vez más” (1° Tes.4:1).
No cometas el error de esperar a salir del problema en el que
estás, para comenzar a alabar a Dios; permite que tu
agradecimiento de lo que Dios ya te ha dado, supere a las
circunstancias que estás experimentando en el presente.
Al igual que David, has que tu alabanza se levante en medio del
dolor, pues esto demuestra la fe madura que tienes; así como la fe
mostrada por Moisés ante las difíciles circunstancias que su
pueblo pasaba: “Por la fe abandonó Egipto sin temer la ira del rey
porque se mantuvo como quien ve al Invisible.” (Heb.11:27).
Recordemos siempre las palabras del salmista… “Mi vida está
apegada a ti; tu mano derecha me sostiene” (Salmos 63:8)

Hno. Gunder