VIVE EL PRESENTE

 Mateo 6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

6:26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

6:27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?

6:28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;

6:29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió, así como uno de ellos.

La comedia musical “El Músico” de Meredith Willson, es muy conocida por sus alegres canciones. Sin embargo, también contiene muchas escenas con diálogos inteligentes. En una de estas escenas uno de los protagonistas, el profesor Harold Hill, un hábil estafador, le expresa su genuino amor a Marian, la bibliotecaria. No obstante, el personaje de Marian siempre estaba perdido, y divagaba en sueños futuros, sin darle mucha importancia a su vida presente. Hill le dice: “Tú acumulas muchos mañanas y vas a encontrar muchos ayeres vacíos”. El profesor Hill pudo haber sido una mala persona, pero entendía la importancia del presente.

Edward Everett Hade, quien fue capellán del Senado de los Estados Unidos, una vez dijo: “Nunca trates de llevar más de un tipo de problema a la vez. Algunas personas llevan tres clases: todos los que han tenido, todos los que tienen ahora y todos los que esperan tener”.

Jesús también nos aconsejó de la siguiente manera: “Así que, no se afanen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:34).

Si de antemano supiéramos todas las cosas buenas que nos ocurrirán mañana, estaríamos demasiado emocionados hoy, y quizás nos decepcionaríamos del mañana, pues probablemente no sería tan bueno como creíamos. Del mismo modo, si supiéramos todas las cosas malas que nos van a ocurrir mañana, el temor, la angustia y la preocupación nos paralizarían hoy, aunque la situación no fuera tan grave como pensábamos que sería.

Como hijos e hijas de Dios, debemos poner nuestra fe en el Dios del pasado, del presente y del futuro, caminando con Él a nuestro lado, un día a la vez.

En ocasiones estamos tan estresados por el futuro, que nos olvidamos vivir las alegrías del presente. Recordemos las palabras de Jesús … “Así que, no se afanen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal” (Mat. 6:34).

Hno. Gunder.