CAMBIO EN TUS PLANES DE VIDA

2° Corintios 9:6 Pero esto digo: El que siembra escasamente,
también segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará.
9:7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni
por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
9:8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda
gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo
suficiente, abundéis para toda buena obra;
9:9 como está escrito:
Repartió, dio a los pobres;
Su justicia permanece para siempre.
Larry y Betty tenían una buena vida.  Tenían 6 hijos, una buena
casa, buenos empleos. Podían haber pasado el resto de su vida
tranquilos, esperando el momento en que el último de sus hijos se
graduara de la universidad, para disfrutar esa época de la vida en
que los hijos se hacen adultos.
Pero el Señor no se los permitió, Dios puso en sus corazones amor
por los niños desamparados, con esto realizaron un cambio en sus
planes de vida. Les puso un peso cada vez mayor por los niños,
que luchan cada día con la pesadilla del hambre y el peligro.
Así, a una edad en que mucha gente se preocupa por sus
inversiones y sus planes de jubilación, los Bartells tomaron rumbo
hacia Sudamérica con el objetivo de abrir un orfelinato.
En Lima, Perú, hay cientos de niños para quienes la palabra hogar
es desconocida. Larry y Betty encontraron una casa muy grande y
suficiente como para albergar muchos niños y abrieron sus
puertas. Sus responsabilidades de padres se desarrollaron al
máximo al recibir veinte niños en su casa, y hacerlos parte de la
familia.
¡Amigos (as)!! … No todos podemos hacer lo que hicieron los
Bartells.  Pero todos podemos ayudar.
Podemos apoyar ministerios de buena reputación financiera para
niños, prometer orar por ellos o participar en organizaciones
cercanas a nuestros hogares. Al hacerlo podemos repartir
nuestras dádivas a los pobres.
Dijo el apóstol pablo “Y el que da semilla al que siembra, y pan al
que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará
los frutos de vuestra justicia.” (2° Cor.9:10).

Ayudemos a los niños y niñas. Es una oportunidad de mostrarles lo
que significa el verdadero amor que proviene de nuestro Señor.
Ayudar a un niño o niña, es asegurar un alma para Cristo, pero
también es una obra de amor en el presente, y una inversión en el
futuro.

Hno. Gunder.