CONEXION CONSTANTE

Juan 2:22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor

2:23 (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor),

2:24 y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.

2:25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.

2:26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.

En Jerusalén Jesús aún no está sanando personas, sino que está haciendo “señales”. Su ministerio de sanaciones aún no ha comenzado. Juan nos dice que: “muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía.” Las “señales” milagrosas que Jesús hacía parecían más como ilustraciones: “los cielos abriéndose”, “el Espíritu Santo bajando sobre él en forma de paloma”, “ver a Natanael debajo de la higuera”, “convertir el agua en vino”, “hacer un látigo”, “sacó a todos los mercaderes”, “el celo que mostró por la casa de Dios”, “la afirmación que en tres días el levantaría un templo nuevo”.

Todas estas “señales” indicaban que algo estaba por cambiar. El vino viejo esta fuera y ahora el nuevo vino está presente. Estas “señales” eran una forma de hacer el llamado a las personas de: “Ven y Ve”. También eran una forma de saber quién era Jesús. “muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía”.

Jesús tuvo cuidado, “no les creía porque los conocía a todos”. Jesús era completamente humano, ya había pasado 30 años de su vida en la tierra. Él sabía que, si se confiaba en los hombres y los complacía, sería imposible agradar a Dios. Jesús siempre buscaba agradar al Padre y hacer lo que Él deseaba que hiciera.

 Jesús dice en Juan 8:29: “El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada.” Jesús estaba comprometido en agradar al Padre y no al hombre. Jesús fue muy sabio, él había crecido en sabiduría y lo estaba mostrando. Jesús utiliza la purificación del templo para realmente comenzar su ministerio público. Él toma el lugar central en el atrio del templo y les proclama que Él es el Mesías. Él es un templo construido con las mismas manos de Dios y no por manos de hombre. De Jerusalén, Jesús va a partir hacia Judea, luego a Samaria y finalmente a la Galilea de los gentiles (Mat. 4:15).

Jesús les da la misma estrategia a sus líderes al final de su vida en cuando les dice: “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”. (Hechos 1:8).

 Ahora, piensa en Jesús como alguien que agradó siempre al Padre. En muchas ocasiones se nos dificulta hacer la diferencia entre agradar al hombre y Dios, es por ello que debes constantemente pedir la dirección de Dios. Has como Jesús, inicia el día conectándote en oración con tu Padre Celestial.

Hno. Gunder.