UNA VIDA SIN LIMITES

Romanos 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;

8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.

Recuerdo que, en mis primeros años de iniciar mi carrera radial, había un spot comercial que decía: “Una vida sin límites es posible, descúbralo al conducir el nuevo…”. Esa era la promesa de una famosa marca de vehículos importados. Ellos trataban de comunicar que, al conducir vehículos de esa marca, las personas sentirían la libertad que todo corazón desea.

Por supuesto, ese tipo de promesas comerciales realmente nunca cumplen con lo que anuncian, ya que ¿puede alguien vivir sin límites?

No obstante, millones de personas que no tienen un auto de esa marca, intentan vivir sin límites, y para ello han rechazado a Dios y los principios que encontramos en Su Palabra por considerarla obsoleta, pensando que la vida a su estilo es lo correcto.

Las personas se han convertido en su propia autoridad a la hora de decidir lo bueno y lo malo para su vida, y a eso le han llamado “libertad”.

En la carta a los Gálatas 5:13-26, el apóstol Pablo nos habló de la verdadera libertad, la cual no reside en vivir como queramos, sino vivir según los principios de Dios para esta época, disfrutando Sus beneficios.

Al aceptar que por nosotros mismos no somos capaces de encontrar una salida a nuestros problemas, y recurrir a Jesús como nuestro Salvador y Señor, empezamos a tener una relación muy personal con Dios; esto nos hace verdaderamente libres para vivir conforme a Su voluntad, disfrutando de la vida eterna que tenemos por delante, desligados de nuestra vieja manera de vivir (Romanos 8:4).

Una vida entregada a Jesús, es mucho mejor que cualquier tipo de vida que podamos tener sin él.

La verdadera libertad consiste en vivir para Cristo sin límites, es por eso que el apóstol escribió… “Así que, si el Hijo los hace libres, serán verdaderamente libres” (Juan 8:36).

Hno. Gunder.