Juan 21:14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.
21:15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
21:16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
21:18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
21:19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.
Sin lugar a dudas la verdad afectará nuestras vidas, aunque nosotros no queramos. Y es que la verdad que encontramos en la Biblia no sólo afectará nuestro andar en este mundo, sino que determinará nuestro destino eterno.
Al discutir acerca de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, el teólogo alemán Wolfhart Pannenberg, declaró lo siguiente: “La evidencia de la resurrección de Jesús es tan fuerte que nadie la cuestionaría excepto por dos cosas: primero, es un evento muy inusual, y segundo, si crees que sucedió tienes que cambiar la manera en que vives.”
Sin lugar a dudas esta declaración es desafiante.
Si realmente creemos que Jesús resucitó, esa creencia exige un cambio de vida. La vida de Pedro fue puesta de cabeza después de que él viera a Cristo resucitado. El hombre que una vez fue un impetuoso pescador y discípulo, negó incluso haber conocido a Cristo después de su arresto; pero luego de esta penosa y aleccionadora situación, se convirtió en un osado testigo de Él (Juan 18:17; Hechos 2:14).
Y después de leer y entender esto, yo pregunto … ¿La lectura y estudio de la Biblia ha cambiado tu vida?; ¿Son tus metas y prioridades diferentes a las que tenías antes de empezar a estudiar la Biblia?
La mayoría de las personas creyentes, necesitamos un cambio sustancial en nuestra vida espiritual. Es por eso que te exhorto… Pregúntale a Dios qué es lo que quiere hacer en ti, y luego coopera con Él en el proceso.
El apóstol Pedro pasó por este proceso y quedo escrito… “Le dijo por tercera vez: Simón hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: “¿Me amas?”. Y le dijo: Señor, tú conoces todas las cosas. Tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.” (Juan 21:17).
Hno. Gunder.
